domingo, 14 de septiembre de 2014

TOMA MI MANO (COMPLETO)


-Julia, julia.....

No estaba soñando. No, aquello no era un sueño, estaba segura. Era más vívido, más real. El dolor era la prueba. Un dolor lacerante, profundo, primigenio; un dolor que desgarraba la carne de los huesos, hasta el punto de estar arrancándole la conciencia, la noción del espacio y del tiempo.

- Julia, soy mamá. Julia cariño, por favor no... no me dejes sola.

¡¿MAMÁ?!, pensó.
La voz de su madre llegó como salida de un transistor monofónico con el altavoz cascado. las palabras llegaban envueltas de estática de otras señales que competían por entregar su mensaje cacofónico.

-¡MAMÁ!, ¡ESTOY AQUÍ, MAMÁ....!
El dolor le metió en la garganta un calcetín empapado en ácido de batería. Las palabras se quedaron en poco más que un pensamiento: la imposibilidad de expresarse en un idioma cruel que comprendía pero que no podía pronunciar.

Miedo.

Pero, ¿dónde era aquí?. Intentó gritar por pura frustración. Le dolía tanto y todo estaba tan oscuro. Aterrada, creyó tener los ojos abiertos, pero daba igual aquella negrura viscosa atravesaba los parpados y se metía por las pupilas igual que si un calamar te estuviera inyectando su negra savia.

- Hola Julia.

Blanco, azul...luz.

La sinfonía de dolor bajo su intensidad una octava.

Aquella voz no era la de su madre.

- Hola julia, no tengas miedo, no pasa nada.

Su mente confundida rebuscó tanteando entre los recuerdos; conocía aquella voz.
Era una voz masculina, suave, delicada, calma; como un oasis en aquel desierto de sufrimiento.

-He venido a buscarte. Él me ha enviado. Ahora todo es diferente. Todo ha cambiado, es.. MARAVILLOSO.

El oasis se desvaneció en medio de una tormenta de dolores y miedos más viejos, casi olvidados. Aquella voz no encajaba con sus recuerdos, pero era...estaba segura.

- ¿..Luís?..
- Sí, Julia soy yo.

El tsunami de pánico antiguo llegó desde su propio ser, desde ella. Ahora era su mente la fuente que emanaba dolor y la que gritaba aterrada. No podía ser, no podía ser él. Él no estaba, ya no estaba. Luis, su  marido estaba muerto, ella misma lo mató con sus propias manos.

 

 

- No temas, Julia. He venido a acompañarte. He cambiado, todo ha cambiado. Dame la oportunidad del perdón. Acompáñame y lo comprenderás. Aquí todo es ...MARAVILLOSO

La realidad cayó sobre ella. Estaba muriéndose. Fue como si de pronto recordara algo importante, que había olvidado completamente.
Recordó que llovía, recordó un golpe y como el coche comenzó a girar sin control. Recordó el sabor de la sangre y luego el brillo las luces y el estruendo de las sirenas y el repiqueteo de las gotas de lluvia sobre la chapa del coche y el olor a hierba mojada...
. El dolor subió de intensidad azuzado por los recuerdos.

Sobre la luz azul que veía sin ojos estaba siluetada la figura de un hombre, su marido muerto; eso era lo que debían de ver los moribundos. Luis, ese maldito hijo de puta que la había maltratado durante años. Aquel monstruo que le había partido la nariz tantas veces que se la dejó chata como la de un boxeador. Ése que la azotaba con su cinturón porque la comida no era de su agrado o porque el café estaba frio o simplemente por que eran las 11 de la noche. Aquel animal rabioso que la violaba noche tras noche. Ese mismo hombre que la amenazó mil veces con degollarla, hasta esa madrugada en que le abrió la cabeza con un cenicero de cristal.

-Cariño, tienes que vivir, vamos mi niña, tú eres muy fuerte, no te rindas. La voz de la mujer llegó débil y lejana.

-¡Mamaaá, tengo miedo!. ¡Mamaaaaaaaá!

- No puede oírte Julia. No temas, no voy a hacerte ningún daño. Sé que te hice mucho. Pero he pagado mi culpa y ahora vengo para compensarte. ¿Recuerdas?, no siempre fue...

Era cierto. Luís no siempre había sido un monstruo. Cuando lo conoció era el joven y apuesto batería de una banda de heavy metal y ella una chica de poco más de 18 años que se enamoró perdidamente. Fueron felices hasta que aquello entró en sus vidas. Nuevos amigos y nuevos hobbies, todo era parte de un juego. Había que probar cosas nuevas, había que experimentar. Drogas, música extrema y sexo. Un coctel que al final les terminó por explotar entre las manos.

- Julia, es cierto, la muerte sólo es un paso, no es el fin. Si tomaras mi mano... Déjame enmendar todos mis errores. Tenemos una eternidad por delante para que tu alma se reponga de todo el mal que le he hecho padecer. No confíes en mí, confía en Él.

¿Él?, evidentemente debía de referirse a Dios.

Con cada palabra que llegaba de Luis el dolor se mitigaba , actuaban de la misma forma que lo haría un bálsamo. Al mismo tiempo una sensación desconocida la invadía, mezcla de paz, de tranquilidad y aunque pareciera mentira y vergonzante cierto hormigueo parecido al deseo sexual.

- Julia, por favor no me dejes sola...

Los sollozos de su madre captaron su atención de nuevo. El dolor volvió a subir como espoleado por las lagrimas. Haciéndose aún más insoportable.. masticar cristales, respirar fuego, vomitar lava.

Sin poder remediarlo "pensó" en su vida. Esa vida que perecía estar llegando sus últimos instantes justo a esa delgada frontera que la separa de la muerte.

 

¿Su vida? ¿luchar?. Sólo había sido una colección de fracasos.
La única persona que siempre había estado ahí seguía estando allí junto a los pies de su cama de hospital, suplicándole que no se fuera, que tuviera fuerzas, que no se rindiera que luchara por sobrevivir. Su madre.

Dolor y frío, un frío que cortaba. que helaba una sangre que ya no fluía de un corazón que no latía. Sólo oír las palabras de su marido lo aliviaban. El camino de la vida era tortuoso y negro. Sin embargo la luz prometía el fin de ese sufrimiento. El azul era la paz, la muerte.
No podía describir aquello, ninguna palabra podría hacerlo. Los limites de lo humano no podían abarcarlo.

-Julia, ¿aún no le has provocado suficiente dolor a tu pobre madre?. Déjate morir, déjala descansar y toma mi mano.
- ¿Tu mano?
- Sí, mi mano. Julia Él todo lo puede y purgó mi alma y me llenó con su gracia. Él es el reposo y el goce, como no puedes llegar a entender. Mereces una recompensa por todo el dolor que te hice sufrir en vida, Además mírate. Tu existencia es miserable, estás llena de dolor y resentimiento; de miedo que proyectas a tu alrededor haciendo desgraciados a los que te rodean, a tu madre.. Ella también será recompensada a su tiempo. es muy mayor ya no tardará....tu padre la espera. Sí él también está aquí, con nosotros. Julia toma mi mano, confía..

-¿Mi padre...?.
- Claro Julia, aquí estamos todos...y te esperamos.

Su padre, ese hombrecillo que no pudo soportar que su única hija, una díscola drogadicta abandonara el hogar para ir a caer en brazos de aquel niñato. Siempre se había culpado del infarto que segó su vida prematuramente.

Las palabras calaban poco a poco en su mente moribunda....pero ¿confiar en aquel hombre?, que tanto sufrimiento le había causado; que tantas veces después de golpearla, le había suplicado perdón con lágrimas en los ojos y había premiado su confianza con correazos y mechones de pelo arrancados de cuajo a los pocos días.

- Julia.¿Qué temes?....

La silueta del hombre dio un paso hacia adelante. El rostro era el de un hombre sereno ni joven ni viejo como si se acabara de levantar de un placido y largo sueño. Desprendía felicidad, sonreía.

- Julia, toma mi mano.

No era una orden, no era un ruego; era una llamada, una invitación, un regalo.

Oyó un sollozo largo y lejano.... cada vez se hacia más débil . Ella no lo sabia pero había fallecido. Las máquinas a las que estaba conectada se encargaron de comunicárselo por ella a la anciana.

Tomó la mano de Luis, el fondo de su corazón necesitaba la paz. Quería creer lo que le había dicho, quería creer que Dios les amaba.

El azul subió de hasta el blanco puro de una caldera donde se derrite roca . Entonces miles, millones de alaridos,  de gritos, de voces desgarradas llegaron a ella. Licuándole un cerebro que ya no existía. Un calor abrasador le fundió la piel y le he hizo hervir las médulas dentro de unos huesos que tampoco existían. Y detrás de todo aquel maremágnum de dolor, donde esa palabra sólo era una anécdota desde el mas profundo de los infiernos, la carajada enloquecida de una bestia en medio de un éxtasis insano, de un orgasmo demoníaco....

- ¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA TE HE VUELTO A ENGAÑAR JULIA, TE HE VUELTO A ENGAÑAR!!!! .


Fin

 

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