domingo, 17 de mayo de 2015

El último rey de una estirpe, guess who.

No, no voy a poner esto saturado de fechas, nombres, direcciones ni datos curiosos, ni siquiera voy a hacer una disertación sobre el estilo guitarrístico y vocal de mi padre.
Qué fuerte os parecerá llamarle mi padre, verdad?
A mí no, y quizás me quede corto, porque eso es lo que ha sido desde el día que me dí cuenta de lo importante que era el Blues y la influencia que tenía en la música popular moderna.

El Delta del Mississippi, los campos de algodón, la pobreza, la esclavitud y el racismo, los cantos codificados en forma de Gospel de los recolectores de algodón y los presos condenados a trabajos forzados, alertando de la presencia o lejanía del sheriff o el dueño de las tierras, refiriéndose a ellos como Lord o God y así hacer creer que cantaba a la bondad cristiana cuando en realidad la mayoría de veces estaban avisando a sus compañeros de fatiga por donde andaba el que los sometía.

No es menos cierto tambien que además de los cantos espirituales tampoco tenían a qué agarrarse emocionalmente estas personas, así que tanto el Gospel, como los espirituales, el Blues y posteriormente el Soul, fueron dando forma a una cultura enraizada en estas tierras y se quedó a vivir para siempre entre el ADN de estas personas, entre las que se encontraba el oriundo de Itta Bena, Riley Ben King, más conocido mundialmente como B.B. King.


Todas las personas que he conocido y conozco tienen un motivo, algo que les hizo prender la llama de la música y les hizo dar ese paso hacia el aprendizaje de la música.

''lo maravilloso de aprender algo, es que nadie puede arrebatárnoslo''
B. B. King

Cuando pude comprarme mi primera guitarra eléctrica, una de las cosas que quería hacer era tocar como él. Ingenuo de mí, nadie puede tocar como nadie. Se puede reproducir con exactitud cualquier pieza musical de la dificultad que sea si tienes los conocimientos adecuados, pero hay una cosa que no se puede copiar: el feeling.

El feeling es ''eso'' tan especial que tienen unos pocos bendecidos en la humanidad, es ese pellizco que te agarra el pecho, que te emociona, te hace ir más allá de las estrellas, te satisface emocionalmente y hace que quieras repetir esa sensación tan indescriptible una vez más.

Es ese tono de voz, ese grito o ese susurro quebrado que te hace llorar de emoción, esa nota de la guitarra en ese preciso momento, limpia, sola, desnuda y mecida por los dedos del intérprete a través de su alma.

''el arte es sobretodo, un estado del alma''
B. B. King


Recuerdo buscar músicos experimentados para aprender a tocar y me hablaban de escalas pentatónicas menores sobre acordes de séptima mayores y escalas de blues. ni qué decir tiene que todo me sonaba a chino: ritmo, pulso, digitación, rasgueo...daba igual, estaba dispuesto a aprenderme de memoria lo que hiciera falta con tal de emular a mi ídolo.

Horas y horas de práctica de ejercicios, de poner sus discos y acompañarlo tocando rítmicas y tratando de emular su estilo. Algún riff y alguna frase llegué a sacar bien y lo calcaba, pero con el paso del tiempo me fuí dando cuenta que la forma de expresión es única e inherente a cualquier persona.

Somos únicos e irrepetibles en nuestro paso por el universo y la estancia en el planeta tierra es muy efímera, casi ridícula en tantos millones de años de antiguedad, pero hay algo que permanecerá por los siglos de los siglos mientras el mundo sea mundo: nuestro legado. la herencia que dejemos todos y cada uno de nosotros a las generaciones venideras.






En la vida siempre tenemos dos caminos a elegir: el ''fácil'', el que se nos presenta el primero, el que da paso a nuestro inconsciente animal del supuesto don de la oportunidad que nos hace precipitar en el fruto inmediato a costa probablemente de perjudicar a un tercero y el camino largo y angosto, el que nos saca de nuestra ''zona de confort'', el que nos pone aprueba constantemente con encrucijadas, dificultades y nos va a hacer que descubramos quienes somos cada uno como individuo.

Es en ese tipo de circunstancias donde se ve la nobleza de la persona, la fortaleza de su fé, la grandeza de su corazón y la riqueza de su bondad.




Puede que sus solos te parezcan una copia unos de otros, puede que su técnica no sea la más depurada ni su sonido a veces el mejor que se pueda oir, pero te aseguro que por buen equipo que tengas y aunque fuera el mismo que él usaba, no podrás sonar como él.






No sólo se estudia en los colegios más prestigiosos de música de EE UU su técnica con la guitarra, además se estudia tambien su forma de cantar, esa fortaleza interior que le sirvió para dejar los campos de algodón y dedicarse a la música, le salía de las entrañas y su chorro de voz se dejana oir aún sin micros.

No son pocos los videos en directo en los que se aprecia perfectamente cómo entre toda la orquesta destaca su voz, aún estando retirado del micrófono. Era de la vieja escuela y sabía que en cualquier momento podía fallar la electricidad y tendría que hacerse oir entre la multitud de espectadores, ya fuera en un bar de carretera, un colegio, una feria de muestra de ganado o un teatro.


Amigo que nunca falla, compañía que no te juzga, padrino generoso, ajeno a modas y estilos, siempre fiel a su guitarra Lucille y mi eterno acompañante en esta jungla personal donde me aventuré una vez y quizá el mejor auspiciador que tuve nunca. Ni siquiera necesitaba entender su idioma, no hacía falta.





En las mañanas inciertas, en las tardes lentas, en las noches tormentosas en los momentos de debilidad de espíritu, en el fondo vacío de mi vaso de bourbon, en el llanto de mi corazón roto, en mis momentos de dudas sobre la bondad del prójimo, me acompañaba B.B.
Su música y su mensaje siempre estuvo ahí para mí, arropándome en los momentos fríos y amargos, en la soledad de mis viajes y en la ilusión que me hacía tocar la guitarra en esas horas robadas al descanso y a esos momentos previos a los ensayos en las bandas donde he tenido el privilegio de tocar, siempre había un momento y unos compases en su honor.
Era mi liturgia, mi forma de situarme en el escenario, mi preparación zen antes de salir a actuar, mi modelo a seguir y mi forma de respetar la música que iba a tocar y compartirla con el público, aunque el estilo se alejara de mis raíces, pero para mí los nexos de unión eran más que evidentes.


''tú tienes un alma, tú tienes un corazón, tú tienes un sentimiento de que tu música es vida. La vida que vivimos en el pasado, la vida que estamos viviendo hoy y la vida que creo que viviré mañana''
B. B. King





Siento que se va algo de mí tambien con su muerte. Vuelvo a quedar huérfano de padre, esta vez de mi padre espiritual, mi gurú artístico, un hombre que al igual que mi verdadero padre, supuso un espejo donde mirarme, alguien que me reconfortaba sólo con su presencia, alguien que nunca me juzgó y siempre estuvo ahí para mí.

Te estoy llorando mucho, pese a que es ley de vida, pero no por predecible deja de ser desgarradora tu ausencia.

Siempre te tendré presente y aunque ya no pueda tocar como antes y llegue el día que apenas pueda dar un par de notas, una siempre será tuya.

Te agradezco infinitamente tu legado, más de cincuenta discos, tus trabajos en directo, tus colaboraciones y sobretodo, lo que me enseñaste a hacer con la guitarrra. Clapton nunca pudo imitarte y yo menos, por supuesto, pero enriqueciste mi mundo interior y conseguí hacer con mi vida algo bueno: aprendí a ser mejor persona y mi guitarra cantó para mucha gente ''por tu culpa''.

Gracias y hasta siempre, Ben Riley





Sólo alguien como tú podía ir a dar un concierto a una de las peores cárceles del mundo plagada de criminales, asesinos, violadores, mafiosos, la escoria más asquerosa de la sociedad y hacerles llorar y sentirse humanos y con sentimientos.

Eso habla por sí solo de la grandeza de tu corazón.




Entre un océano de lágrimas por tu ausencia, pero voy a seguir manteniendo humildes mis orejas.


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