viernes, 17 de julio de 2015

El bajista anónimo


Richy, diminutivo cariñoso con que le llamávamos  los que tocábamos con él, era un chaval de 17 años al que conocí un día al que un amigo mío le dije que ya llevaba mucho tiempo encerrado en casa tocando solo y sentía que era el momento de encontrar gente con la que poder tocar y pasar unos buenos ratos, evadirme de mis realidades y compartir lo mejor que llevaba dentro.
Necesitaba crear mi propio feedback espiritual con personas que tuvieran las mismas inquietudes artísticas o parecidas.

Me dijo algo así(si no recuerdo mal, ya que fué en el '90 y ya ha llovido mucho. bueno, en Almería no tanto jajajaj) como:
-esta tarde te busco. vamos a ir a la cochera del padre de un coleguilla mío que está empezando a tocar el bajo y hay otro guitarra y un batería. cuando te vean tocar, te van a decir que te quedes con ellos. Llévate la guitarra.

Ni me lo pensé. Tenía dudas, yo sentía que podía defenderme en una banda de gente más o menos de mi nivel, pero mi experiencia tocando con otras criaturas era cero depresivo! Pero las ganas de vivir esa primera experiencia eran muy superiores a cualquier tipo de dudas que me iban llegando a la mente.


Aquella ''cochera'' por llamar a eso de un modo civilizado, tendría el tamaño de una habitación de cualquier chaval normal y corriente. Ahí se concentraban toda una batería, que por só sola ya ocupaba medio local, varios amplis de guitarra de tamaño y watios moderados, los miembros de la banda y un tipo callado sentado en un rincón.

Hechas las presentaciones, les pedí que se pusieran a tocar algo mientras yo sacaba mis cacharros y los colocaba sobre un palmo de espacio.
-vale, toquemos algo de Metallica, el ''colof tulu'' por ejemplo!
-Paquito(el batería), no te lleves el ritmo p'abajo, mantenlo, tío!
-guan, chú zrí, pam!!

Empezaron a tocar y no sonaba mal, la verdad. Para ser novatos como yo, se defendían bastante bien. Sonaban decentemente, el ritmo se podía seguir con facilidad y la energía que creaban traspasaba las costillas y me afectaba al ritmo cardíaco. Era como un subidón de adrenalina que antes experimentaba de otras maneras y ahora lo estaba experimentando por primera vez con algo que deseaba por encima del resto de cosas imaginables.

Los primeros ensayos eran mágicos, se disiparon todas mis dudas en apenas dos semanas de estar en contacto con ellos. Eran todos muy heavies y yo me sabía algunas frases de B.B. King, algunas canciones de Led Zeppelin y unos cuantos solos de Clapton y poco más, pero se apresuraron a decirme que estaban encantados.
-pero si vosotros estais todo el día escuchando a metallica, overkill, exodus, etc. qué pinto yo aquí con mis influencias 70's?
-es igual, vamos a liarnos con esto y algo saldrá..

Richy estaba casi como yo al principio, apenas sabía lo que era una escala, ni que se podía tocar el bajo con los dedos, además de con la púa. Le expliqué según yo pude aprender, de donde venían y cómo se construían las escalas y que la más utilizada en mi estilo era la pentatónica con 5ª bemol añadida y algún cromatismo más..

A cada ensayo, Richy venía con algo nuevo, había aprendido algo más y nos lo mostraba: un fraseo de blues, un turn-around, un arreglo de una canción de los Purple, otra de Zeppelin, etc.
Su progreso fué tan meteórico, que en unos seis meses ya era el mejor músico de la banda con diferencia.

-Salvi, me he comprao el ''real book'' ése del jazz y me lo estoy estudiando. Crisstobal me está enseñando a leer solfeo. Quiero ser músico profesional y dedicarme a esto.
Cristobal era un conocido nuestro que había terminado la carrera de piano y flipaba con nosotros, decía que era alucinante lo que podíamos hacer tocando de oreja. Era un tipo muy risueño y yo estaba entonces peor que un mono fumao y al final se vino a tocar con nosotros y la liamos parda, como decía aquélla.

Richy se enamoró del Jazz descubrió todo un universo de notas, armonías y espectros sonoros y no paraba de tocar cosas entre canción y canción.
-Salvi, conoces a Jaco Pastorius, mira lo que estoy sacando de él!


Nota por nota, compás por compás, lo calcó. Hacía unos años que no escuchaba algún disco de Jaco y cuando empezó a tocar, lo reconocí casi al instante. Cuando acabó de tocar la pieza, durante unos segundos reinó el silencio. Me emocioné, sentí tanta alegría en mi pecho, que le aplaudí con fuerza y luego lo abracé y le dí las gracias.
-por qué me abrazas, tío?
-porque me has hecho feliz, capullo!
Supongo que la emoción que despertó en todos y despues de las dos frases que cruzamos, fueron el detonante de unas carcajadas nerviosas producto del espectáculo que nos había regalado Richy

Alrededor de un año después, ya habíamos tocado en varios locales de la ciudad. Tocar con él era tener los pies en el suelo. A parte de la contundencia de la batería marcando con precisión las partes fuertes y débiles de cada compás, Richy no sólo se adaptaba al ritmo marcado por la batería, tenía buen gusto para hacer sus arreglos y sabía en qué momento justo de la canción debía meterlos y nunca se exhibía, pero te dejaba sentir que estaba ahí, cimentando la canción como los pilares de una casa y además, sabía donde podía dejar un detalle de calidad, como cuando pones un jarrón aquí o cuegas un cuadro allí. No era el típico bajista que se limitaba a dar en corcheas la nota base del acorde.
Ya teníamos claro que queríamos hacer Rock Andaluz. Nos pusimos a indagar, a ver de dónde venía, de qué fuentes bebía este estilo y en una ocasión nos dijo: anoche ví en la Primera cadena un concierto de Paco de Lucía y llevaba un bajista impresionante. Toca sin trastes!


El muchacho se vino a fijar nada menos que en Carles Benavent, quien para Richy(y para mí tambien) es probablemente el mejor bajista de jazz-fussion por lo que nos toca de cerca, por esa proximidad de raíces, por esa valentía de salirse de lo estructurado y atreverse a crear algo nuevo, distinto, fascinante.
Como dicen los flamencos: este señor tocando tiene ''pellizco'', te toca el corazón.

Supongo que las personas cambiamos con el paso del tiempo, sino en nuestras raíces, sí en el día a día, evolucionamos, crecemos por dentro y queremos sentirnos bien.
Siete años después, nos dijo que necesitaba como músico hacer algo más en consonancia con lo que estaba estudiando, que quería probar suerte con otros estilos y ponerse a prueba en otros ámbitos.
Algo lógico y normal, sobretodo en personas que descubren sus posibilidades y ven un poco más allá que los demás.

Accedió al conservatorio, estuvo en farias formaciomnes de Jazz, orquestas y cualquier combo que se lo pidiera.
No le perdí nunca la vista del todo y hace unos pocos años estuvimos hablando un buen rato. Ya es un señor casado, con su vida orientada al trabajo y a su casa, pero sigue haciendo lo que más le gusta, que es tocar el bajo. Lo último que me dijo es que había vuelto al Rock, que necesitaba sentir de nuevo el peligro en las venas y tocaba en una orquesta de esas típicas de verano que van por los pueblos haciendo covers de clásicos del Rock y se sentía feliz.


Richy es un tipo sencillo, sin devaneos ni inestabilidades y es muy fácil de reconocer: en los descansos de la orquesta sigue atiborrándose de alitas de pollo con ali-oli y jarracas d'alitro, es un tiarrón grande, robusto, no creo que existan dos iguales, assí que si lo véis, podéis saludarlo como Richy o chiquitín, como le llamo yo todavía, así sabrá que vais de mi parte:)

No hace mucho, mi admirado +Horchata Caliente dijo de mí que era un músico anónimo, que seguramente no tendría discos editados ni ningún tipo de fama o reconocimiento y no se equivocó, pero tampoco lo necesito. Al igual que mi colega Richy, amo la música y con poder tocar un poco cada día, ya soy feliz, igual que mi bajista anónimo.

Nunca me han gustado esos ''músicos'' que llevan sus conocimientos guardados con siete llaves y sólo te enseñan las cosas con cuentagotas a cambio de un pastizal. Para ellos sus técnicas y sabiduría.
Qué gano yo no compartiendo lo que sé? nada! Seguramente ser un miserable, un viejo huraño despreciable y de ninguna manera lo voy a consentir.

Tampoco quiero dejar la impresión de que gracias a mí Richy es lo que es hoy en día, estoy convencido de que hubiera conseguido su propósito en cualquiera de los casos, él estaba determinado a ser músico y lo iba a conseguir de la manera que fuera, pero sí que me siento muy orgulloso de haberlo conocido y poder enseñarle todo lo que yo sabía.

Desde entonces y hasta que mi mente funciones bien, siempre que alguien me pregunta sobre algo de música, guitarras, cuerdas, amplis, afinaciones, etc. le cuento todo lo que conozco, porque nunca se sabe si tienes delante un futuro Carles, Jaco o Richy y ni siquiera él mismo lo sabe, pero necesita un pequeño empujoncito y una buena dosis de fé, seguridad y determinación.

A veces, la rebeldía propia y necesaria de la adolescencia o el inconformismo que todos deberíamos tener, nos debería llevar a hacer incursiones por caminos angostos, incómodos, pero que nos hacen llegar siempre a buen puerto.
Soltamos anclas y saltamos a tierra firme a descubrir esa nueva ciudad..


Mantengo humildes mis orejas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario