sábado, 13 de febrero de 2016

No es un pecado el amor


No es una canción al azar, es una canción motivo de estudio científico en su día para demostrar que la sensualidad y la música Soul son el binomio perfecto para gozar del amor.

14 de febrero, lamentablemente, una fecha muy comercial, como si el resto del año estuviera prohibido hacerlo...

Pero aquí es el pretexto perfecto para hablar del amor, ese amor que dá la vuelta al mundo movido por sí mismo, porque el amor debería ser lo único que moviera a las personas. Las mejores obras se hacen por amor.

Llevaba muchos días pensando en cómo enfocar esto, cómo le iba a dar forma. Sobretodo no quería ser empalagoso, pero tampoco vulgar y mucho menos, grosero. Ese estilo no es para éste blog.
Tampoco quería hablar de experiencias personales, eso sí sería una grosería y una impertinencia por mi parte.

 El amor es tan grande y tan eterno, que nadie necesita explicártelo, lo sientes y sabes lo que es desde que naces hasta que mueres, aunque no seas correspondido. Es algo que llevas implícito desde el vientre materno y te va a acompañar todos los días de tu vida, aunque pienses en algún momento que no sientes nada.

Y perdido en estas divagaciones, me puse a recordar, busqué y encontre un viejo relato en forma de fábula. Algo tan especial y tan bonito, que sabedor de que lo habréis visto tod@s en algún momento de vuestras vidas, no me quiero quedar con las ganas de compartirlo aquí, porque muestra mejor que cualquier otra cosa que conozca, el que debería ser únicamente el único motivo por el que estamos aquí.

''Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: Jugamos al escondite?
La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad, sin poder contenerse, preguntó:
-el escondite? y cómo es eso?
Es un juego-explicó la locura-en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno a un millón mientras los demás se esconden y cuando yo haya terminado de contar, debo ir encontrándolos a todos.

El Entusiasmo bailaba secundado por la Euforia. La Alegría dió tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que la diversión nunca interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse, para qué? si al final siempre la hallaban.

La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya), y la Cobardía prefirió no arriesgarse...

-1, 2, 3...comenzó a contar la Locura
La primera en sconderse fué la Pereza que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fé subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: un lago cristalino, ideal para la Belleza; el bajo de un árbol, perfecto para la Timidez; el vuelo de la mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad; una ráfaga de viento, magnífico para la Libertad. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol.

El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo...pero sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo de los océanos ¡¡mentira!! en realidad se escondió detrás del arco iris y la Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes.

El Olvido.......¡se me olvidó dónde se escondió!

Cuando la Locura contaba 999.999, el Amor todavía no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
¡Un millón!-contó la Locura y comenzó a buscar.

La primera en aparecer fué la Pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después se escuchó a la Fé discutiendo con Dios en el cielo sobre teología. Y a la Pasión y al Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a la Envidia y claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo.

Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; él solito salió disparado de su escondite, que había resultado un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago, descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado del lago esconderse. Así fué encontrando a todos: el Talento entre la hierba fresca, la Angustia en una oscura cueva, la Mentira detrás del arco iris y hasta el Olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.

Pero sólo el Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y las rosas...  y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó.

Las espinas habían herido en los ojos al Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró y finalmente le prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra.....
EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA''.



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