domingo, 24 de julio de 2016

Resucitar una guitarra. (R.M.)

No siempre se tiene la suerte y el poder adquisitivo de cara y no siempre se acierta a la hora de adquirir un instrumento por primera vez con el propósito de hacerlo sonar bien, sentirse feliz y compartir esa felicidad con los demás ya sea en casa, en la calle, en una reunión de amigos, o sencillamente en la soledad de la habitación, a solas entre tú y tu guitarra. Esto último a veces es lo más gratificante por ser lo más íntimo y lo más satisfactorio en términos de aprendizaje.


Pero no siempre sabemos seleccionar una guitarra que se adapte a nuestras necesidades. En la mayoría de los casos la economía no acompaña a nuestros anhelos y no queda más remedio que comprar un instrumento de precio bajo con las trabas que conlleva en prestaciones: una guitarra barata (para mí, después de tantos años, barato es todo lo que esté por debajo de los 250 euros) no está fabricada con las maderas que son necesarias en cuanto a nobleza de sonido, equilibrio, terminación, uso de materiales, etc.


No me gusta cuando alguien dice la típica frase: para empezar, le compro una barata, no vaya que se canse a los cuatro días y tengo un trasto en la casa pillando sitio. si le gusta, cuando aprenda ya se comprará una buena.
Un instrumento musical no es un trasto. Es una creación para hacernos crecer como seres humanos, sentirnos bien interiormente y hacer felices a los demás con la música. Las guitarras baratas también tienen su corazoncito y sufren cuando oyen esto.
Es como pensar que al tener el carnet de conducir debes ''soltarte'' con un coche viejo.
Con un coche viejo te puedes matar y eso no tiene solución, pero con una guitarra barata te puedes lesionar seriamente las articulaciones, originarte tendinitis crónica y otras lesiones que pueden cambiar tu vida negativamente, pero esto sí se puede evitar.


Si la economía no permite tener una guitarra de gama media, siempre se puede intentar mejorarla. Suelen ser guitarras ensambladas en cadenas de montaje a costes muy bajos y con poca precisión. Por eso son tan baratas en las tiendas. No pidamos pescao gordo y que pese poco, no puede ser.


Lo que sí se puede hacer es procurarle al instrumento una serie de mejoras a nivel de usuario, no va a mejorar la calidad de sonido, porque eso lo determina la calidad de la madera y su construcción, pero sí la vamos a hacer más ''comoda'' de tocar, ya que la mayoría vienen con las cuerdas altísimas en relación al diapasón, lo que dificulta enormemente la digitación.


Con todo lo necesario preparado para el auto-tunning, voy a intentar explicar con sencillez los pasos a dar para intentar mejorar el estatus de nuestra nueva adquisición.
Hay que recalcar que esto es a nivel casero, muy sencillo, aunque lo mejor sería llevarla a un luthier, preguntarle y luego pedir presupuesto, porque a veces la reparación suele ser más elevada que el precio de la guitarra.


En este caso, lo que nos ocupa y preocupa es la elevada altura de las cuerdas sobre el mástil. No hay una ciencia exacta sobre esto, pero lo normal es que se encuentren a unos 3 mm. de altura con respecto al diapasón (donde ponemos los dedos para tocar)



En este caso, hay 4'2 mm de altura en el primer traste y en el doceavo, 4'4 mm. algo muy exagerado para cualquiera que pretenda hacerla sonar.


El objetivo es aflojar las cuerdas, extraer los huesos del mástil y el puente y limarlos poco a poco hasta rebajar la altura de las cuerdas, pero sin que éstas cerdeen, o sea, que al pisar un traste, no vibre con las varillas de los otros trastes y suene a tambor en vez de a guitarra.
Con una simple regla se puede ir comprobando si no tenemos a mano un calibre u otro instrumento de precisión. Pero insisto en que esto es una solución casera.


Sin llegar a quitar las cuerdas, las destensamos y sacamos el hueso para ir limándolo cuidadosamente por abajo, la zona de contacto con la madera. Nunca se debe hacer con la superficie en contacto con las cuerdas:



Esta es la parte más delicada de la operación, aquí hay que armarse de paciencia y no tener prisa bajo ningún concepto. Limar los huesos, volver a colocarlos en sus huecos correspondientes, situar las cuerdas encima, afinar, tocarlas traste por traste y comprobar que suenan las notas nítidas y volver a empezar hasta conseguir el rebaje deseado.


Una vez conseguido el tamaño deseado, quitamos por completo las cuerdas y procedemos a la puesta de largo de la guitarra:



Primero limpiamos toda la guitarra entera, revisamos todos sus rincones y observamos bien algún posible desperfecto.
Con un paño limpio, aplicamos cera natural con generosidad en las zonas de más uso por tener más desgaste. Nunca hay que usar productos que contengan ingredientes corrosivos bajo ningún concepto y mucho menos alcohol. El alcohol reseca y lo que queremos es alargar la vida de la madera y mantenerla en condiciones óptimas de conservación y para eso, el mejor alimento son las ceras naturales.

Yo tengo por costumbre dejar unas horas la guitarra en reposo para que la madera absorba bien las ceras y se nutra de manera efectiva.
Tras el reposo, se colocan los huesos en su lugar correspondiente y de forma lo más simétricamente posible y empezamos a colocar las cuerdas una por una:
Se empieza desde el puente y se realiza un entrelazado con la misma cuerda, entre tres y cuatro vueltas.
Sin soltar los extremos, tiramos de ellos en dirección opuesta, apretando con firmeza el nudo y sin soltar la parte larga.
El truco para que nunca se suelte por mucha tensión que se aplique a la cuerda, consiste en que la última vuelta del enlazado quede por detrás, casi tocando la tapa. Es un anclaje natural y no necesita llevar un tope y así no altera la imagen de la guitarra ni estropea su silueta.


Este debería ser el resultado final. Es obvio que tras el anclaje de la cuerda en el puente, el otro extremo se lleva hasta su clavijero correspondiente, se anuda con sencillez y se va tensando:
Una vez puestas y tensadas todas las cuerdas, se afinan y se comprueban de nuevo una por una en todos los trastes. Esta es una buena manera de empezar a familiarizarse de nuevo con la guitarra, ya que nos ofrece un nuevo tacto y un nuevo sonido.
Si comparamos las fotos finales con estas últimas, comprobaremos que la altura está sensiblemente reducida:



El traste seis está en el centro del mástil y es la zona más ''débil'' del diapasón y conviene comprobar minuciosamente la altura en este lugar y la limpieza de sonido. Es buen momento para practicar acordes, arpegios y escalas en esta zona y terminar de familiarizarse con la ''nueva'' guitarra.


Tachán!! jajaja ha resucitado, resurge cual ave Fénix de sus cenizas, luce mejor, suena mejor, es más cómoda al tacto y hasta parece de mejor familia (como diría mi abuela)
Pero no nos engañemos, sigue teniendo la misma calidad que tenía antes, sólo que la hemos resucitado a nuestra conveniencia y con las posibilidades que nos ofrece, pero es toda una alegría poder redescubrirla, disfrutarla y encariñarse con ella.
Ahora lo que procede es tocarla mucho y tener paciencia con ella porque está readaptándose tras el lifting, el lavado de cara y la inyección de vitaminas en forma de ceras naturales. Las cuerdas están todas nuevas y recién puestas y hasta que se aferren bien cada una a su tensión se desafinarán constantemente durante unos días hasta que suene perfecta, redonda.
Durante estos días hasta que se la entregue a su dueña (R.M.) ocupará un lugar especial en la habitación de la música, junto a mis amores inseparables, Claudia y la Srtá Fernándes, que la aconsejarán y le dirán ciertos truquillos de maquillaje para que luzca preciosa y presuma de juventud exultante.
Espero que no le cuentan demasiadas intimidades, aunque lo dudo muy seriamente; son dos señoras que saben estar a la altura de este cabalero que las ama incondicionalmente.




Pd:
Recomendación para la dueña:
(R.M.)
Todas mis guitarras tienen nombre propio: la Ibanez, Claudia, por la bella actriz Claudia Cardinale (una de las actrices que más le gustaban a mi padre, el muy pillín) la dorada, Señorita Fernándes por ser de la casa Fernándes, usada en los 80's por Santana y Clapton y hoy día la usan guitarristas como Alberto Cerijo o el bajista de Metallica. La acústica que te he prestado estos días, La Negra, ya sabes por qué, es evidente. La otra acústica, la Álvarez es una marca que me ha gustado siempre y hacía casi veinte años que quería tener una. Esta Álvarez se llama Elba, nombre de divinidad, porque suena brillante y equilibrada y tiene el color como la piel morena, igual que la divinidad hindú. Y la española se llama SaFa, por La Sagrada Familia, la obra de Gaudí que como sabes, se encuentra incompleta. La SaFa la encontré una tarde tirada en medio de una obra, sucia, sin cuerdas, manchada de cemento y tierra. Le dediqué casi cuatro meses de cuidados y cariño hasta resucitarla y rescatarla al mundo de la música y hoy, casi 25 años después, puedo asegurar que cumple su función de maravilla.


Tu guitarra será tuya siempre, será un altavoz de tu vida, de tus sentimientos, se atreverá a decir lo que tu no sepas explicar con palabras. El desamor, la injusticia del mundo, la rebeldía, las ganas de viajar, contará secretos, anhelos y pasiones y será la invitada de lujo en tardes de invierno y noches de verano. Contará casi toda tu vida y estará siempre ahí, a tu servicio, será una extensión de tu cuerpo y de tu alma, un ser con vida propia de la que tú y solo tú serás responsable.
Y como todos los caminos comienzan dando un paso al frente, tu primer paso debería ser bautizarla.
Acaba de resucitar. No sabe nada, no recuerda nada de su vida anterior, pero depende de ti para todo, es tu bebé y tiene que tener un nombre que la identifique.
Espero que cuando te la entregue ya tengas pensado el nombre que va a tener. Mientras tanto, yo le iré diciendo ''Peque''.










No hay comentarios:

Publicar un comentario