jueves, 17 de agosto de 2017

Raíz







Raíz.





Del lat. radix, -īcis.



1. f. Órgano de las plantas que crece en dirección inversa a la del tallo, carece de hojas e, introducido en tierra o en otros cuerpos, absorbe de estos o de aquella las materias necesarias para el crecimiento y desarrollo del vegetal y le sirve de sostén.



2. f. Bien inmueble, finca, tierra, edificio, etc. U. m. en pl.



3. f. Parte de una cosa, de la cual, quedando oculta, procede lo que está manifiesto.



4. f. Parte inferior o pie de cualquier cosa.



5. f. Causa u origen de algo.



6. f. Parte de los dientes de los vertebrados que está engastada en los alvéolos.



7. f. Gram. Morfema léxico que comparten las palabras de una misma familia, en las que suele expresar un significado común; p. ej., am- en amado, amable, amar, etc.



8. f. Mat. Cada uno de los valores que puede tener la incógnita de una ecuación.



9. f. Mat. Cantidad que se ha de multiplicar por sí misma una o más veces para obtener un número determinado



Fijémonos en todas las acepciones de esta palabra en apariencia tan pequeña e insignificante. Cuatro letras que sin embargo tanto contenido atesoran. Hagamos ahora especial hincapié en la 3 y la 5 definición.

"Parte de una cosa, quedando oculta, procede lo que está manifestado" y "causa u origen de algo".

Porque hoy os voy a hablar de la mía. Sí, también la tengo y aunque aquí, en nuestro cajón, no os suelo hablar casi de mí, fue mi compañero y amigo Salva, que es el menos pudoroso y se desuda con más facilidad que yo, el que me sugirió que diera este paso, porque ando siempre escondido detrás de mis letras y mis cuentos y esos intentos de poemas con los que de vez en cuando os torturo; así que las quejas a él :))

El porqué no hablo tan abiertamente es porque pienso que mi vida no sea interesante o porque quizás disfrute mas intentando haceros sentir esos miedos que son tan míos, escribiendo historias donde puedo ser Dios y tener el don de la vida y la muerte sobre mis pobres personajes y poder hacer cosas, cosas que jamás ocurren en una vida cotidiana. Pero empecemos por el principio que me enrollo con mucha facilidad.










Nací hace mucho tiempo ya en una pequeña capital de provincia andaluza, una ciudad gris e industrial. ¡Gris! dirán muchos tirándose los pelos, cómo puede ser una capital andaluza gris. Pues sí lo era, si conocieron la Huelva de los 70. La Onuba romana y la mítica Tartesos que alguna vez debió andar por aquí, incluso se sospecha que la Atlántida platónica tampoco debió de andar muy lejos se convirtió en los finales del siglo XX en una ciudad llena de fabricas humeantes, rodeada de un polígono industrial mayor que ella misma, donde se producían todo tipos de venenos desde fofos-yesos radiactivos, a ácido sulfúrico; también teníamos una central térmica y hasta una petroquímica, que es donde trabajo mi padre toda la vida.

Es cierto que Huelva y su provincia siempre estuvo relacionada con la minería y la industria de ahí el origen de sus celebérrimas minas de Río Tinto ya explotadas en tiempos del mítico rey Argantonio que atrajeron después a fenicios, griegos y romanos buscando el vil metal y otros no tan viles como el cobre. Huelva, como bien saben está ubicada en un enclave estratégico, justo en la desembocadura de dos ríos uno de ellos el Tinto y el otro el Odiel. El primero recibe el nombre por su extraña tintura rojiza debido a su discurrir por tierras ricas en hierro, haciendo que sus aguas sean un lugar imposible para la vida por su pH ácido que incluso prohíbe el baño en sus escaso caudal. Pero sorprendentemente la fama de esta vírgula de agua llamó la atención de los científicos de la NASA que al parecer descubrieron un entorno que podría asemejarse a las condiciones que algún día se dieron en Marte. Así que ya ven, en Huelva si somos especiales no es por gusto, nuestra tierra siempre lo fue.



Pues como iba diciendo, nací en esa ciudad que surgió rápidamente de lo que hasta la fecha había sido poco más que un pueblito de pescadores y un desembarcadero de mineral de los ingleses, que usaron para transportar las riquezas arrancadas con el sudor de los naturales, los mismos que siglos antes habían sido descubridores y expoliadores de riquezas aún más grandes.

Mi vida continuó y crecí entre los cabezos (como denominamos a los promontorios de tierra que se alzan en la capital onubense), el aire de la marisma (lo siento por los románticos pero no huele nada bien) y la polución. Cumplía años y después de cursar la EGB en los Salesianos fui a parar a un instituto estatal de esos que escaseaban en Huelva, por el aumento demográfico, tanto es así que en realidad mi instituto no tuvo edificio propio hasta varios años después y compartió local con otro, así que siempre fui a clase en el turno vespertino. “Donde van todos los golfos” Este comentario lo escuché muchas veces. Con el paso del tiempo y la perspectiva de los años, he de decir que no andaban desencaminados, pues es cierto que allí nos reunimos una colección de figuras de primer nivel. Pero no puedo ser injusto, el claustro también lo animó y se consentían cosas, que no contaré aquí pero que a día de hoy sacarían los colores a más de un docente. Como imaginan, mi historial académico es digno de ser enmarcado, de hecho seguro que aún sigue por ahí como ejemplo de lo que no debe ser.

Recuerdo aquellos años como los mejores, el mundo se abría ante mis ojos y se deshacían las legañas de una niñez inocente, para descubrir una adolescencia llena de posibilidades y rebeldías. En esos tiempos es cuando se hacen los amigos, los de verdad, los que te acompañaran toda la vida y donde se descube que también hay chicas en el mundo y que incluso ellas también sienten interés por los chicos. Pero también es una época dura, donde quieres empezar a conducir tu propia vida, los raíles que con tanto esfuerzos y amor tus padres proyectaron para ti, te resultan absurdos e inútiles y decides construir los tuyos propios. Después de media vida, aquellos momentos se adornan con un barniz épico y se remojan con copas de 15€ durante veladas con aquellos mismos amigos, solo que más gordos y con menos pelo, pero no nos engañemos. Aquellos tiempos fueron dolorosos, al menos para mí. Las vías que me construí me alejaron de Huelva, allí dejé a mi familia (ya volverá cuando se le bajen los humos) y a mis amigos (tú puedes, ¡con dos cojones!).





El resto de la historia no tiene cabida en este texto, pues el único motivo de escribirlo, la excusa elegida fue enseñaros algo de la tierra donde a uno le habría encantado ser profeta, pero que como suele ocurrir, nadie lo es y entonces comienzan las travesías por el desierto.

Aquí les dejo unas fotos, que tomé no hace mucho. No pretendo que tengan ningún valor artístico, solo que vean lo que vieron mis ojos y comprendan que en la punta inferior izquierda de este país que aún se llama España, hay desde mucho tiempo antes de ella misma, una tierra maravillosa, la mía.












martes, 8 de agosto de 2017

Barbazul, un pirata con baquetas.

Tocar la batería es sobretodo divertido. Ruidoso, molesto, quieres matar a tu vecino si toca algún instrumento (especialmente la batería) y deseas que se haga famoso para que se compre un chalet de lujo apartado de ti al menos siete mil kilómetros, pero a la vez es un instrumento imprescindible (salvo casos excepcionales) para este invento del siglo XX llamado Rock.

Tocar la batería te ayuda a coordinar con más precisión, se usan ambos brazos y piernas a la vez y cada extremidad ejecuta previa orden del cerebro un movimiento diferente en un mismo compás de tiempo, confluyendo este ejercicio en una cosa extrañísima llamada ''ritmo'' (y no me refiero al Seat, que en los 80's sacó a la venta un artefacto con el nombre de ''ritmo'')

Desde los primeros homínidos, el segundo lenguaje o forma de expresión eran los golpes, un objeto contra otro podía ser una señal de alerta, peligro, un ''aquí estoy yo'', o un ''hemos cazado, a comer!!'' y así a groso modo con perdón, fue evolucionando en vías de comunicación como el sistema Morse o tocar la batería.

Qué fácil es resumir diez mil años de historia del hombre llevándose la materia a tratar a un terreno conocido (aquí deberían sonar risas enlatadas y aplausos lastimeros)

Tocar la batería requiere un ejercicio físico constante, vale que no es estar acarreando sacos de cemento en una obra, pero el continuo movimiento al que se someten las extremidades hacen que el cuerpo vaya ganando fondo, resistencia, se queman calorías, es una de las mejores curas de estrés que conozco (si exceptuamos el sexo, of course) y aumenta la capacidad de concentración y por último según dicen algunos estudiosos, aumenta la capacidad inmunológica. Casi ná.

Un batería mediocre dentro de una buena banda, hace a la banda mediocre. Un buen batería mejora cualquier banda mediocre.

Un buen batería dota de distinción a una banda, cada batería es como cualquier otro instrumentista: tiene su ''toque'' propio, su propia pegada y sonido. John Bonham de Led Zeppelin no sonaba igual que Ian Gillan de Deep Purple. Mil veces comparados hasta llegar a aborrecer ciertas revistas.

Hay cientos de ejemplos en la música que corroboran lo que pretendo compartir aquí, pero la idea original es la de que a pesar del paso del tiempo, seguimos conservando en nuestro ADN muchos ''recuerdos'' de cuando éramos animales, en términos de conducta. Y de entre todos ellos, el sentido de la ''propiedad'' mal digerido por toda la raza humana a pesar de los milenios transcurridos.

Todos queremos ser líderes, destacar en cualquier aspecto de la vida, dominar a todo aquél que esté cerca, someter, esclavizar. Todos tenemos conciencia, pero todos tenemos esa parte animal, depredadora y posesiva.

No hace mucho, tras un concierto vino a saludarnos alguien que conocía personalmente a uno de los miembros de la banda. Tras hablar con él mi colega, me lo presentó diciendo: ''este es Salva, ''mi'' guitarrista''. Algo que se ha dicho siempre, nunca lo percibí como actitud posesiva, hasta que leyendo sobre una supuesta ''polémica'' a si Dream Theater eran mejores con Mike Portnoy o sin él me hizo sentir como que yo era propiedad de alguien y me sentí agobiado ante eso. Yo no soy profesional, soy músico amateur, toco por el impagable sentimiento de felicidad que me provoca, intento aportar lo mejor de mí en cada ensayo, en cada directo, estoy para colaborar. Para ''dueños'' ya tengo la nómina.


Miembro fundador de Dream Theater, Mike Portnoy es para mí uno de los mejores baterías de Rock en el amplio sentido de la palabra y por ende, a todos los estilos y variantes derivados de este estilo musical.
Para Mike, llegó un día que sentía que tenía que parar, no quería repetir la fórmula y sentía que necesitaba desconectar un tiempo y refrescarse musicalmente hablando. Finalmente optó por dejar la banda y empezaron a hablar sobre los supuestos motivos.

El sentido de la propiedad aplicado a un grupo de personas en la actividad que sea, crea ese falso  sentimiento de que esas personas nos pertenecen, hemos creado unos lazos de unión imaginarios que muchas veces se interpretan como posesión.

En todas las bandas en las que he tocado, además de buenos amigos también he notado ese sentimiento posesivo cuando algún miembro de la banda lo dejaba para dedicarse a otra cosa, cambiar de banda, etc. pero cuidado, no confundir con el liderazgo. En todas las bandas debe haber un líder, un chamán o como le queramos llamar, pero debe haber alguien que ''oriente'' al grupo buscando la creatividad para hacer arte.

En el mundillo del Rock Progresivo me resulta impagable la extensa. creativa y de calidad a partes iguales que aporta Mike en bandas como:
-Dream Theater
-Transatlantic
-Liquid Tension Experiment
-Flying Colors y lo último,
-Sons of Apollo


''mi último trago fue al cumplir los 33, el 20 de Abril del 2000 fue una mera coincidencia. Al día siguiente fui a las sesiones para dejar de beber en 12 pasos y a partir de ese momento tuve la completa determinación de llevar a cabo esos 12 pasos y convertirlo en mi nuevo estilo de vida''
Los médicos le dijeron que si no cambiaba de vida, no llegaría a cumplir los 40 y a diferencia de muchas estrellas del Rock que ya no pueden vivir para contarlo, Mr. Portnoy fue superando obstáculos y creando nuevos hábitos de vida saludable y se transformó en un hombre nuevo.

''recuerdo a John Bonham y a Keith Moon, dos de mis héroes de la batería, que murieron de una forma tan trágica y a una edad muy temprana y me siento agradecido de haber salido de la jaula de cristal''


Sólo hay que fijarse en una cosa: concentrado y disfrutando.

''soy un tipo sentimental y no tengo rencores, la vida es demasiado corta para los resentimientos y siempre perdono''

También hace coros y bastante bien, por cierto:

Ahí queda eso, Calaveras! El tipo dá siempre todo lo mejor que lleva dentro y eso se nota.

''mis dos mayores temores son la prisión y la guerra. cuando veo alguna película con esas temáticas soy una verdadera niña desamparada. me dan miedo''


Creo que después de esto, hay poco más que añadir. Definitivamente, su antigua banda se le quedó pequeña y todos hemos salido ganando porque las propuestas son amplias, variadas, divertidas y con un denominador común: calidad.

Mike es un ser humano como tú o como yo que quiere hacer cosas especiales, dejar un legado cultural, su aportación a la belleza de los sentidos. él siempre dice que está muy agradecido a Dios de haberle concedido una segunda oportunidad y que sus prioridades ahora son su esposa e hijos, la familia y los buenos amigos y yo digo que el agradecido soy yo por poder disfrutar de su creatividad.

Mike no es propiedad de nadie y nadie debería sentirse como que su vida es prestada.



Y hasta aquí mi tosis sobre la libertad ejem..ejem...coff, coff..cofff






Mantengo humildes mis orejas.