viernes, 17 de mayo de 2019

Euterpe llegó a Lidia.



.. como decíamos ayer...






ΕΙΚΩΝ Η ΛΙΘΟΣ ΕΙΜΙ.
ΤΙΘΗΣΙ ΜΕ ΣΕΙΚΙΛΟΣ
ΕΝΘΑ ΜΝΗΜΗΣ ΑΘΑΝΑΤΟΥ
ΣΗΜΑ ΠΟΛΥΧΡΟΝΙΟΝ


Decían los antiguos que lo importante había que escribirlo en piedra y lo superfluo, en arena.

Y eso hizo Seikilos, tallar en piedra el mensaje de amor más antiguo que se conoce y se conserva completo. De ahí su trascendencia.


'' Soy una imagen de piedra.

  Sícilo me pone aquí,

  donde soy por siempre,

  señal de eterno recuerdo ''












El epitafio de Seikilos (siglo II a.C.) forma parte de la inscripción de una columna de piedra sobre la tumba que había hecho construir éste en Efeso (Turquía) para su difunta esposa Euterpe.

Fue descubierto en 1883 por Sir W. M. Ramsay y depositada en el museo de Esmirna, donde se perdió debido al holocausto de Asia en 1920 y reencontrada posteriormente en el patio de una casa donde lo usaban para poner macetas...







Hay ''piezas'' musicales más antiguas y de incalculable valor histórico, pero de las que apenas se pueden sacar tres notas seguidas sin saber especificar altura o tempo y no hay suficiente información para poder interpretar una obra milenaria con un mínimo de rigurosidad.

La canción está inscrita siguiendo el sistema de notación musical de la Grecia antigua, que se usó desde el siglo VI a.C. hasta el siglo IV a.C. Consiste en símbolos colocados sobre las sílabas del texto y lo denominan ''sistema teleion''






Si se escucha con atención se pueden ''reconocer'' ciertos intervalos y progresiones. Y digo ''reconocer'' porque el ''modo'' de escribir la música y su posterior interpretación nos resultan muy familiares, ya que cualquier canción del estilo que sea lleva al menos un modo musical de una escala.

Cuando se dice que tal canción está en X tonalidad, está señalando el conjunto de notas que se usan, cada una con su altura, su nombre y su disposición interválica, generando otras notas que aliadas forman la familia de acordes y cada acorde tiene a la vez varias escalas o modos que pueden alterar, enriquecer esos mismos acordes.



Los ''modos griegos'' son una representación simbólica de las variantes de la escala mayor, con el ejemplo más claro en las teclas blancas de un piano. Sin sostenidos ni bemoles. Las siete notas naturales Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si

Los griegos usaban tres géneros: diatónico, cromático y enarmónico.

Los modos medievales provienen del modo diatónico porque fue el único género que lograron comprender en su época los integrantes de la Iglesia al inicio de la Edad Media y los otros dos sobrevivieron en la cultura bizantina, siendo considerados heréticos por parte de la cultura europea.



Al principio, había sólo cuatro notas básicas: Inicio, Octava, Cuarta y Quinta.

Recordemos que Pitágoras empezó a calcular las notas con una cuerda, haciendo subdivisiones sobre ésta.


Actualmente se asigna un ''modo'' a cada nota de la escala diatónica. Hay siete modos:
Jónico, Dórico, Frigio, Lidio, Mixolidio, Eólico y Locrio.

Los modos Jónico Lidio y Mixolidio son ''mayores'' es decir, suenan alegres, pomposos, épicos y los modos Eólico, Dórico, Frigio y Locrio son ''menores'' y provocan sensaciones de nostalgia, tristeza o solemnidad.

Como no me quiero volver soporífero porque es un terreno farragoso para quien no esté familiarizado con el solfeo, voy a referirme al modo Lidio, el cuarto grado alterado que provoca un grato contraste entre acorde y melodía y la mejor forma es con un ejemplo:











Si aplicamos el modo lidio a la escala mayor de Do, alteramos el 4º grado por lo que la nota Fa sería #F y ya no estaríamos en Do mayor, dando como resultado la creación de la escala de Sol.

Hay otro ejemplo viviente que me gusta mucho más y corre a cargo de un virtuoso de la guitarra que a sus 61 años sigue estando en plena forma:










Apabullante, magnánimo, exultante y cualquier adjetivo que se nos pueda ocurrir, el derroche de técnica y la creación de atmósferas que se pueden provocar con la famosa Lidia, uno de los modos griegos que más me gustan por todo lo que evoca y me hace sentir. Dos mundos en uno, un acorde elegante arpegiado y unas notas revoloteando alrededor como mariposas en primavera. Eso para mí es Lidia.


Y el último ejemplo y como buen Zeppeliano, ''días de baile'' como colofón:












El modo Lidio va más allá de lo que nos transmite una escala mayor, tiene un aire especial, místico, diferente a todos los demás al sonar exótico, pero cercano al mismo tiempo.

Es el milagro de la música.


















Mantengo humildes mis orejas.