domingo, 8 de marzo de 2015

AZUL #6








La poca luz que atravesaba la tormenta se colaba por entre las lamas de una veneciana metálica de color beige que cubría la ventana ayudando a la de los fluorescentes a hacer un poco menos oscura la estancia. El doctor tomó asiento en su sillón giratorio de piel negra y se arrimó a su mesa. Una de esas mesas de melanina color nogal con cantos de pvc que fueron el mobiliario de oficina corriente en los 70. Sobre ella, varios montones de papeles y un monitor de ordenador que parecía venir de un saldo. El único toque personal era un pisapapeles de bronce con la figura de un pastor alemán echado pero con la cabeza alzada, como esperando una orden.
Luis y Laura tomaron asiento en dos sillones confidentes a juego y Paula se sentó sobre las rodillas de su madre.
- ¿Doctor, qué le pasa al niño? Soltó Laura de pronto. Las palabras salieron de su subconsciente, sin previo aviso, como si tuvieran voluntad propia. Luis la miro; preguntándole con la mirada. ¿Cómo?
.El hombre esbozó una mueca que recordaba a una sonrisa, mientras empujaba la montura de sus gafas con el dedo índice derecho.
- Bueno; la respuesta es compleja. Set tiene un problema en las facultades cognitivas debido posiblemente a un sufrimiento fetal durante la gestación.
-¿Quiere decir con eso que el niño, no es, “normal"?
- Ciertamente Set tiene dificultades que hacen que su desarrollo se ha más lento que el del resto de los niños .Pero hoy hay grandes avances para su estimulación y con el tiempo necesario podríamos decir que se podría alcanzar una "normalidad", siempre dentro de unos parámetros ,claro está.
De hecho, hemos comenzado una experiencia piloto, para que los niños de este centro con este tipo de dificultades interactúen, con otros sin estos problemas. Por eso nos ha sorprendido su visita, ya que aún no estaba abierto el programa, pero viendo sus credenciales. Laura iba a replicar pero en ese instante, llamaron a la puerta. Era Livia, traía a un niño con un pijama de hospital, azul y un poco grande, de la mano, Set. Un niño de más o menos la talla y la edad de Paula con los ojos oscuros y el pelo rizado como sólo lo tienen las personas de raza negra. Andaba con dificultad metiendo el pie derecho excesivamente hacia dentro. El brazo derecho también se giraba de forma acusada haciendo que la palma de la mano quedara en una posición extraña.
- Hola Set ¿Cómo estas hoy? Le preguntó el doctor que se había levantado para ir a recibirlo.
-Biieenn dotoo. Articuló el niño con dificultad, mientras sus ojos miraban al infinito.
- Hoy es un día especial Set. Han venido a verte unos señores y también han traído a su hijita. Ves que bien.
El niño afirmó con la cabeza.
- Mira Set estos son los señores, dijo mientras se acercaba a ellos con el niño. Esta es Paula y estos son Luis y Laura, sus papás.
Laura y Luis se juntaron dejando en medio a su hija como si quisieran protegerla. La mano de la mujer apretó fuertemente a la de su marido mientras lo buscó con los ojos, con un reproche en la mirada.
El niño los miró sin decir nada. Laura se tornó en portavoz familiar, esta vez y se agacho para quedar a la altura de su hija.
- Vamos Laura saluda a Set.
La niña se arrebujó contra su madre un poco asustada, diciendo un tímido, “Hola”.
- Hoolaa, y una sonrisa se dibujó en la cara del chico que dejaron ver sus dientes pequeños y blancos como perlas.
Bien, ahora que hemos hecho las presentaciones, que les parece si dejamos, a los niños un poco a solas. Comentó el doctor.
Esta vez, quien saltó como un resorte fue Luis, que todavía sentía la mirada de su mujer.
-¿Solos? No creo...
Pero antes de que pudiera terminar la frase Livia se adelantó aclarando la propuesta del doctor.
- El doctor Orgaz se refiere a que los dejemos interactuar solos pero bajo observación; por supuesto, ¿no es así?
- Claro, claro. En la sala contigua tenemos un “laboratorio”. Me explicaré: se trata de una habitación con juegos donde se estimulan las capacidades cognitivas. Los niños pueden actuar libremente pero bajo una supervisión de la que ellos no serán conscientes, por lo que las reacciones serán libres y espontaneas pudiéndose estudiar mejor. No se preocupen por Paula .No la perderán de vista en ningún momento.
El “No” estaba pintado en cara de Laura, sin embargo a Luis no le parecía tan grave, eran dos niños al fin y al cabo. Además que iban a decir: " No, lo sentimos ya hemos visto al chaval y nos vamos".
- Bien, pero primero se lo preguntaremos a Paula:
A ver cariño, ¿quieres ir ahora a jugar con este niño? Papá y mamá estarán aquí al lado todo el tiempo.
En la mente de Paula la pregunta de su padre fue tomando forma y su cerebro después de relacionar los términos comenzó a elaborar una repuesta negativa, su instinto infantil no le aconsejaba ir con un "niño raro" y sin sus padres. La respuesta estaba lista como si fuera una bala a punto de ser disparada, pero una voz dulce y de niño se abría paso desde lo más profundo de su pequeña mente de la misma forma que lo hace un cuchillo caliente en la mantequilla, diciéndole: ven, ven a jugar .Lo pasaremos genial .Ven, ven....Era un impulso que no podía resistirse, era como no tomar otro pedacito de pastel, era...
- Sí papá, quiero ir a jugar.
Los niños entraron en el laboratorio. Se asemejaba a una habitación de juegos enorme. El suelo estaba alfombrado con una moqueta que representaba un camino zigzagueante amarillo que recorría un prado verde y florido. A los lados del camino había mesas y sillas infantiles de bonitos colores. En las paredes había pintados arboles en un cielo azul celeste con nubes blancas, pájaros y mariposas. En una de ellas, donde parecía acabar el camino, un arcoíris abarcaba todo el frontal. Sólo había una puerta y no había ventanas propiamente dichas, sólo un ojo de buey integrado en la decoración como un sol, pero que en realidad era el punto de observación por donde los médicos estudiaban y vigilaban a los niños. También había unas estanterías de madera con juguetes en sus baldas. Incluso había un caballito con balancín y un triciclo.
A Paula le parecía un lugar maravilloso, miraba todo con los ojos abiertos como platos sin embargo Set no prestó ninguna atención especial al entorno, pues le era de sobra conocido. Camino lentamente hasta una estantería, e intentó coger la caja de ceras, que terminaron por el suelo. Paula se sobresaltó con el alboroto y se acercó al niño.
- ¿Quieres que pintemos?
El niño la miro y asintió con la cabeza diciendo
- Cii.
La niña ayudo a Set a recoger las ceras y un bloc de hojas que había justo al lado de donde estaban los lápices.
Paula comenzó dibujando dos figuras grandes eran papá y mamá y luego pintó otra más pequeña al lado que si duda era ella. Set miraba atento como iba rellenando las figuras. A mama le pintó el pelo amarillo y un vestido azul mientras que a papá le pintaba con unos pantalones marrones y un jersey verde, también le pintó los pelos utilizando una cera negra. Para ella eligió un vestido rosa y una melena también amarilla. Los tres monigotes flotaban en la nada blanca cogidos de la mano. Ahora fue Set quien se animó a pintar. Con su mano izquierda, la menos torpe, tomó una cera marrón he intentó imitar a Paula pintando lo que parecía un círculo con tachones mientras decía:
- Seett, aki stta Sset.
Cuando terminó tomó otra cera de color rojo y dibujó otro círculo dentro del círculo anterior.
- Akii stta otroo.
- ¿Qué es Set? Preguntó Paula
- ¡¡ Ottrrooo!!
- Ah, otro círculo.
- Noo, ootrro. Hhaba.
La cámara oculta en el techo seguía grabando la escena. En la sala de observación el doctor miraba junto con Luis y Laura los juegos de los niños. Laura estaba sorprendida con la reacción de su hija. No sólo había accedido a jugar con el niño, si no que parecía muy feliz y aparentemente estaba asumiendo un papel protector, casi como si fuera una hermana mayor.
- Soy yo. Contestó la voz de niño clara y dulce en la cabeza de Paula.
-Él de antes. Gracias por jugar con nosotros.
Paula se quedó muy quieta como escuchando y contestó en voz alta.
- ¿Dónde estás?
- Aquí delante tuya con Set. El niño sonrió señalándose la boca con un dedo.
-Akki sstaa. Set volvió a remarcar su círculo rojo.
- Vamos a ser amigos
¿Quieres Paula?
Era una voz maravillosa que hacía que la niña se relajara y no pensara en nada. Sólo había paz como cuando se dormía en brazos de mamá. Sólo paz y tranquilidad.
- Vale.
- Me dejas que vaya contigo un poco. Lo pasaremos genial. Sera fantástico, ya verás.
La voz causaba la misma atracción que la luz de una farola a una polilla; irresistible .No podía decir que no.
Set seguía mirándola con los ojos fijos e inexpresivos.
- Bueno.
Fue abrir una ventana en una mañana fresca y soleada. Sintió una bocanada de aire limpio y puro, penetrando dentro de su ser haciéndola temblar con un escalofrío. Paula no lo podía saberlo pero había tenido su primer orgasmo.

Continuará...
 

AZUL #5
AZUL #1

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