sábado, 13 de febrero de 2016

Superstición, maldición y publicar un disco un día 13

Birmingham, Inglaterra.

Cuatro chavales graban un disco en dos días, con prontitud, riesgo y valentía. Un disco oscuro en concepto, denso en música y terrorífico en letras y una portada que cuando la ví por primera vez una década después de su lanzamiento al mercado, me encojió el pecho.
El impacto del vinilo donde se veía una mansión de aspecto abandonado, pero con vida en su interior. Una vida que probablemente no quisieras saber que existe, una vida que no tiene cuerpo, sino sombras..pero te atrae, te hipnotiza esa decadencia tenebrosa, otoñal, presagio del sueño eterno.

Y en primer plano, sin necesidad de manifestarse de otra manera, sin aspavientos, sin colorido, esperando pacientemente tu muerte para acompañarte en las oscuridades más terroríficas de tu alma, está Ella.

Vestida de luto solemne, ímplícito en su ser.
Esa enigmática fígura, ausente de candidez o bondad, esa criatura, de la que no puedes apartar la mirada, por muchas veces que pongas el disco y horas que pasen. Esa enfermiza obsesión que te va a acompañar toda tu vida, cada vez que enciendas la luz de tu habitación al entrar y sepas que estará allí, al fondo, quieta y esperando tu mano para llevarte a donde nunca debiste ir aquella tarde plomiza, cuando caminando en solitario y divagando sobre lo difuso de tu futuro, entraste en aquella finca de aspecto abandonado, pero no sin vida..





13 de Febrero de 1970.

Quizá muy influenciados por su depresiva ciudad, que en esa época y pese a ser una ciudad industrial, el paro iba sumando personas a pasos agigantados y el futuro se adivinaba duro, estos cuatro muchachos se atrevieron a grabar uno de los discos más decisivos, representativos y piedra filosofal hasta hoy día del rock duro.
Pese a ser ''vecinos'' de otras bandas más ''alegres'' como Deep Purple o Led Zeppelin, Black Sabbath inició un camino más ''alternativo'', tomando los fraseos de la música Blues americana de la que todos estaban bebiendo, pero bajando el tempo de las canciones a niveles subterráneos, infernales.





La famosa y trillada escala de Blues, contiene una nota, la 5ª bemol, ''prohibida'' o muy poco recomendable en la música sacra, por lo que los grandes compositores de la historia de la música, la evitaban a toda costa, hasta que llegaron Toni Lommi, guitarra, Geezer Butler bajista, Bill Ward y un tal Ozzy Osbourne que pretendía ''cantar'' y gritar toda la desesperación, tristeza y depresión que sacudía su corazón y el de la mayoría de chavales que como él, no veían una salida a la vida incierta que llevaban y lo que el futuro nada prometedor les ofrecía. Esta 5ª bemol se convirtió para ellos en su piedra filosofal, su sello identificativo, dejando de ser una ''nota de paso'', a acentuarla y convertirla en je gravitacional por el que discurrirían cientos de canciones hasta nuestros días.

Ritmos hipnóticos, casi asfixiantes, riffs de guitarra que transmiten maldad (recuerdo que estamos en 1970 y este estilo creó verdadero pánico entre las generaciones más veteranas, sobretodo, entre padres asustados, clero escandalizado y autoridades civiles que no sabían a ciencia cierta cómo tomarse todo lo que estaba pasando entre todos esos melenudos) con acordes afilados y solos de puro blues que encajaban a la perfección (claro, de ahí salía toda la música, del Blues) en cada canción.


La cuna de lo que hoy conocemos como ''Doom Metal'' es el primer disco de Black Sabbath. 7 (número místico) canciones pesadas, oscuras, que te atrapan entre guadañas, malos viajes de tu mente y desarrolos musicales ''paranoicos'', ''sangrientos'' y ''deshumanizados'' que quizá no sean las mejores compañías en un mal día o una noche de truenos..

The Wizard es la segunda canción, con intro de harmónica, a cargo del locuelo de Ozzy que desemboca en un riff inicial de guitarra que se transforma en un fraseo más heavy mezclado con el modo frigio ''by the face''. Porque así han salido muchas veces los mejores riifs de guitarra en estos estilos, improvisando ''by the face''.

El disco lo conforman un grupo de canciones del mismo estilo y contenido, pero diferentes en concepto y estructura. Quizá no sea su mejor disco, pero sí el pionero, ya que abrió un nuevo mundo de posibilidades musicales, creando un estilo que con el paso de los años parió un montón de subgéneros, teniendo su propio big bang roquero en la siguiente década, donde bandas noveles como Metallica, Exodus, Overkill y un largo etcétera supieron leer las miguitas que los Sabbath iban dejando por el camino en forma de discos y crear algo diferente. El Rock evolucionaba, se reinventaba a sí mismo y brotaba de él todo un árbol genealógico en estilos, géneros y subgénros, teniendo como origen de todos sus ''males'' la ansiedad pausada de Black Sabbath.

A modo de resúmen del contenido del disco, os dejo con una de mis favoritas, que junto con la primera del disco, siguen haciendo hoy en día en directo, 46 años después y sonando cada vez mejor, a pesar de los esfuerzos del gran Ozzy por hacerla bien. Ozzy es el mejor cantante de heavy metal que peor entona, esa es mi opinión cariñosa y desde el respeto, faltaría más.


No recuerdo quien dijo en una ocasión: ''a una isla desierta sólo me llevaría los cuatro primeros discos de Black Sabbath..''
Y no le faltaba razón, son cuatro pilares básicos donde se concentra todo lo que debes saber sobre el origen del Heavy Metal, amén de otras bandas como Judas Priest, por citar alguna.
Años de fama, gloria, excesos, idas y venidas de integrantes del grupo, ataques carnívoros del Madman a un desvalido murciélago y cien avatares más, pero siguen vivos, se conservan aceptablemente bin para su edad y siguen ofreciendo shows más que decentes.




Hay gente y hay locos. Hay quien de su locura hace su estilo de vida, provocando a la superchería, riéndose de las supersticiones y publicando un disco un día 13 en el año 1970.
Todo un riesgo, una jugada precipitada, un desafío al crupier de la mesa de juegos del mercado musical. Una apuesta a todo o nada, un quemar las naves porque no hay otra salida.

Una fecha hístórica para los que abrazamos tiempo después la religión de la 5ª bemol en vena y bebemos religiosamente sus riffs, como manda la santa madre Iglesia roquera.

Feliz cumpleaños Sabbathico!





Mantengo humildes mis orejas.




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