miércoles, 12 de mayo de 2021

Silencio

 Silencio. 


1. m. Abstención de hablar.

2. m. Falta de ruido..

3. m. Falta u omisión de algo por escrito..

4. m. Der. Pasividad de la Administración ante una petición o recurso a la que la ley da un significado estimatorio o desestimatorio.

5. m. Mil. Toque militar que ordena el silencio a la tropa al final de la jornada.

6. m. Mús. Pausa musical.

Estas son las acepciones que da la Real Academia de la Lengua para la entrada, Silencio. 

La que más me importa hoy es la primera y la segunda. Curiosamente se complementan de una forma extraña, pues cuando se da la primera, la segunda a veces se niega y viceversa. Pongo un ejemplo.

Estás callado, pero ¿hay silencio, lo hay dentro de ti? ¿en tu cabeza? ¿en tu mente?. Si contestaste sí, enhorabuena. Es muy probable que estés sordo, o aún más extraño, que estés en paz. 

Por otro lado, si en tu mente abunda el ruido. Es muy probable, que estés callado en este momento, pero que ese ruido se tenga que purgar de alguna forma y muy posiblemente sea a través de las palabras. Tendrás la necesidad de expresarte, de conseguir silencio. ¡Cuándo le debe el Arte a esta necesidad de silencio!, pero eso es otra historia. 

¿Entonces el silencio y el ruido (la falta de silencio como dice la RAE), se comportan como soluto y disolvente en una relación osmótica? Sinceramente parece que sí. Pero claro yo no soy nadie, solo una persona que escribe en silencio, oyendo como su mente le dicta sus propios pensamientos. Así que esto no deja de ser otro ejemplo de lo que contaba un poco más arriba. 

Por lo tanto, como en cualquier reacción osmótica, el disolvente de la parte menos concentrada se difundirá naturalmente a la parte en que la concentración de soluto sea mayor, para que de esta forma intentar equilibrar las concentraciones ruido/silencio. Es decir, que una persona que tiene mucho ruido en la cabeza, habla mucho más que la que tiene menos, y por consiguiente la persona que tiene menos ruido en la cabeza es capaz de oír más.

Observemos, veamos a las personas que nos rodean, estudiemos. 

Todos conocemos a gente que habla poco, gente que puede pasar por reflexiva. ¿En realidad lo son?,¿En realidad es por falta de ruido, o simplemente porque no hay nada?. El vacío es muy silencioso. También conoceremos a gente muy charlatana y algunos como loros enfurecidos ¿Tanto ruido puede haber en una mente? ¿Es el silencio muestra de inteligencia, lo es la locuacidad?

  ¿Es el silencio paz?¿el ruido guerra? 

No voy a descubrir nada, esa no es mi intención. Escribo esto para compartir mi reflexión, para ayudar, para hacer pensar, o simplemente para purgar el ruido de mi cabeza, para llenar el silencio que me rodea

Porque lo uno o lo otro pueden ser armas, o bálsamos. No hay más dolor que el del silencio indiferente que te hace sentirte solo en el universo, no hay más dolor, que la palabra hiriente que te lacera el alma con la precisión del bisturí de un sádico. 

 ¿Quién puede hablar del silencio sin romperlo? La palabra en sí es su propia némesis, una paradoja.

Frío o calor, positivo, negativo, silencio, ruido, hablar o callar. Dos caras de la misma moneda que se necesitan para formar la unidad que da coherencia a la realidad. Esclavos o devotos de uno o del otro. Necesitamos ruido y silencio, como necesitamos la luz y la oscuridad. Es la mixtura de ellos los que nos permite la cordura. La paz está en el equilibrio, ya lo dijo el sabio, Aurea mediocritas.


SSSSHHHH. 






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