Su vida; su casa, dedicada desde el amanecer a hacer más fácil la vida de los que la rodeaban, ropa, comida, trabajo no remunerado, nomina del corazón , por y para los suyos.
Burbuja
de cristal, cárcel limpia, aséptica, donde no roza ni el aire, donde
goza la agonía del destierro.
Qué sería del mundo sin esas mujeres abnegadas y generosas que, además, saben sacar un ratito para compartir su alma plasmada en letras.
ResponderEliminarUn saludo, María José.
Gracias escritor , todo un honor que leas mis letras .......
ResponderEliminarViniendo de ti ...... un privilegio.