‘’ .. como decíamos ayer…’’
El gran éxito del disco en directo de Frampton en 1976 no
dejó a nadie indiferente, recibiendo todo tipo de críticas, desde las más
aduladoras, hasta las más despreciables, pero algo cambió con el disco en
cuestión y fue que aportó una visión del rock que estaba quedando un poco
olvidada: pasar un buen rato y
desconectar de la realidad a base de canciones de contenido sencillo, cercano y
con una música arropando esas letras muy por encima de la calidad de las
mismas.
Esto provocó entre otras cosas la inspiración del genio de
Zappa, que al año siguiente editó uno de sus discos más vendidos ( curiosamente
por contener una canción donde se burlaba de Peter, pero al contrario que éste, con letras
explícitas) llamado ‘’Sheik Yerbouti’’, el primero desde su propia
discográfica, siendo su disco más vendido hasta hoy, con algo más de dos
millones de copias.
El disco fue prohibido en EE.UU. y la canción a la que hacía
mención a Frampton era: ‘’I have been in you’’.
El karma actúa a veces de forma insospechada, pero en esta
ocasión, la burla le salió beneficiosa a los dos: A Peter, porque los fans se
volvieron a enfocar en el disco en directo y se volvieron a relanzar sus
ventas, consolidándolo en su carrera y dándole el ‘’empujón’’ definitivo y a
Frank Zappa, porque a pesar de no poder vender el disco en su país, fue
multi-ventas en el resto del mundo occidental.
Que Zappa es un genio, no me cabe la menor duda. Un torrente
creativo.
Según su familia, conservan material inédito del artista
para editar unos cien discos. Por mí, se podrían limitar a remasterizar su obra y del material guardado, editar una
buena box-set y punto final.
Tambien sospecho que en alguna ocasión, Zappa debió pensar
en lo más profundo de su ser que su disco más vendido fuera uno donde se mofaba
de un colega de profesión. Un colega que era un buen músico, un gran
guitarrista y cantante. No era un genio compositivo y malabarista como él, pero
a base de canciones sencillas había llegado a más corazones que él, aún habiéndose
rodeado siempre de grandísimos músicos para sus discos como Adrian Belew, Terry
Bozzio o un tal Steve Vai, pero Peter Frampton y su banda, ofrecían unas
canciones reconocibles desde el primer compás y al oírlas, automáticamente el
cuerpo se cargaba de buenas vibras.
Una cosa son buenas canciones y otra, los temas.
Las
canciones suelen ser de cantautor, sencillas y generalmente escritas con una
guitarra.
Los temas corresponden a una obra de ingeniería, un proyecto
sinfónico, una partitura con varias claves, un cuento, metáfora o teoría parido
entre varios movimientos musicales que conforman un todo y que por separado
pueden ser varias canciones, pero en la mayoría de casos no se entiende una
parte sin la otra.
En la música, la sencillez es genialidad, dos acordes
rasgueados dando abrigo a una experiencia vivida y cantada.
Eso está al alcance de muy pocos y las Canciones tocadas por
una banda, tienen el poder de cautivar, de embriagarte, de hacerte escapar un
suspiro, una lágrima, hace resucitar el amor y te da fuerzas para encarar el
‘’yo, pecador’’.
No le voy a atacar más a Zappa, respeto mucho su memoria y
su legado, pero esto no me gustó nada. Precisamente un genio como él no
necesita crearse notoriedad a costa de el trabajo de otro artista. Esa canción
le sobraba.
Capítulo Bowie:
Ya que el padre de Peter era profesor de Bowie, sucedió lo
inevitable. Bowie era mayor que Peter, los juntaron en el colegio para tocar y
terminaron siendo buenos amigos. Su máxima ilusión era reunirse para versionear
canciones de su ídolo en común, Buddy Holly.
Tras el famoso directo de Frampton, éste continuó su carrera
editando discos como: I’m in you de
1977, Breaking all the rules 1981, etc. Pero ninguno logró llegar al nivel de
su obra en directo. Más al contrario, la nueva década parecía que le estaba
dando la espalda, las nuevas tendencias de moda en lo relativo a imagen y
sonido nada tenían que ver con la imagen 70’s, el nuevo funky electrónico al
que se subirían muchos artistas no se parecía en nada a el ‘’antiguo’’ sonido
crudo de bandas como Blues Brothers, por citar alguna.
La carrera de Frampton caía en picado y como los buenos
amigos no sólo están para las risas, el
Duque Blanco reclutó a Peter para la grabación y gira del que sería su
disco más exitoso: Let’s Dance, de 1983.
Let’s Dance obtuvo ventas millonarias siendo el segundo
disco más vendido a ambos lados del charco por detrás del magnánimo ‘’Thriller’’ de Michael Jackson.
En el video-single, podemos disfrutar de un Peter Frampton siendo fiel a su estilo guiatrrero, encajando como un guante en la música de Bowie:
El disco, repleto de hit-singles bailables, se convirtió en
el más vendido hasta hoy en la carrera de Bowie y alcanzaría el número 1
mundial, elevando a Bowie a la categoría de estrella y a las portadas de todas
las revistas de música y moda de la época.
Siempre digo y en este blog tambien, que los buenos siempre
acaban juntándose y en el caso de estas dos grandes personas no iba a ser
menos. Los grandes no sólo lo son por su calidad artística, tienen un plus de
corazón y sensibilidad.
Mejor ser una buena persona antes que un gran músico. Si
tienes lo primero, lo segundo te va a llegar antes o después indudablemente.
Excepto si eres Van Morrison, pero eso es otra historia…
Peter Frampton es uno de esos artistas que tenían lo primero
y le sirvió para conseguir lo segundo. Igual que el Duque Blanco, al que su
caballerosidad le va a permitir no hecharle nada en cara a Frank Zappa cuando
se encuentre con él. Seguramente sonreirán y se pondrán a tocar música juntos,
mientras Lemmy se toma un buen trago de Jack Daniels con cola. Genio y figura.
2007, ganador de un Grammy:
Mantengo humildes mis orejas.
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