jueves, 20 de septiembre de 2018

¿Amor?



-Te quiero - dijo sosteniendole la mirada. No lo sé expresar mejor, no lo sé decir de otra forma, no tengo esa facilidad que tú tienes para hablar, lo siento - continuó.

Él no contestó, apartó sus ojos de los suyos. Era como mirar la escena de una masacre en el telediario a la hora de comer, más incómodo que doloroso. Unas imágenes de un lugar lejano al que la empatía no llegaba, donde se confundía la realidad con una ficción de Hollywood.

La estación seguía desierta, el último tren hacía ya varias horas que había pasado y no lo haría de nuevo hasta que volvieran a ser las siete de la mañana.

Giró la cabeza para mirar la vías sin verlas, mientras notaba como una mano de ella se cerraba sobre la derecha suya, se la apretó con fuerza casi con la desesperación del alpinista que se aferra a un saliente de roca para evitar caer al vacío.

La superficie de los raíles brillaba como si fueran de cromo, mientras sus paredes parecían mustias de óxido, como si estuvieran podridas por la herrumbre. Sonrió, él era igual que esos raíles, que esas vías. El roce, la fricción le había desprendido la capa de óxido, dentro de él todavía quedaba acero duro.

-Yo no te quiero, no, ya no. He pensado durante mucho tiempo que si te quería, pero no puedo seguir fingiendo que lo hago. Tú tampoco me quieres, sé honesta contigo.

- Por qué dices eso. ¿Acaso puedes saber lo que siento? ¿Acaso estás dentro de mí?

Las lágrimas se columpiaban en sus pestañas en gotas gordas como si fueran de resina en vez de agua y sal.

-No, no estoy dentro de ti, estoy fuera y te veo. Te he estado viendo todos estos años. Te he visto levantarte y acostarte a mi lado todas las noches, he visto cómo me has besado antes de irme a trabajar por las mañanas y cuando volvía por la noche. Por eso sé que no me quieres.

- ¿Y eso lo hice y lo hago porque no te quería, porque no te quiero?

-No, eso no es amor.

- ¿Entonces qué es?

- ¿Qué qué es? ¿No besas a tu hija por las mañanas antes de ir al colegio, no besas a tu madre cuando te vas de viaje, no besas a tus amigos cuando quedas con ellos para tomar unas cervezas? Pues esos son tus besos, no son besos de amor, no de amor de una mujer hacia un hombre, no, no lo son

- Estás confundiendo pasión con amor.

- ¿Pasión? La única “pasión” que ha habido entre nosotros ha sido aquella vez que quedamos separados en la calle mientras pasaba una procesión de Semana Santa.

La pasión es un estado de euforia que todas las parejas sienten y que aunque el tiempo las aplaque no desaparece del todo. El problema es que entre tú y yo nunca la ha habido. Ni en los primeros tiempos, no tengo recuerdos. ¿Estoy mintiendo?

-No, pero tampoco estás diciendo la verdad. No soy como tú, no siento como tú, no necesito las mismas cosas que tú, pero eso no quiere decir que no te quiera, solo que quiero de una forma distinta a la tuya. No me puedes exigir que te quiera como tú quieres que lo haga.

- Correcto. Por eso digo que no te quiero y por eso digo que tú no me quieres, no encajas en mi definición de amor, Puede que seas una excelente compañera de piso, o una buena amiga para tomar unas cañas o charlar, pero no te quiero, no me sirves como una mujer con la que compartir el resto de mi vida. No quiero una enfermera, ni una amiga a la que tengo cariño. No, quiero tener una mujer que me bese por las noches y que deje sus labios un segundo más de lo que se deben dejar los labios en un beso de simples buenas noches. Que no se parezca al beso de buenas noches que se le pueda dar a nadie que no sea a mí. Piénsalo bien, estamos en el presente pero las parejas deben de tener un saldo, unos ahorros que ayuden a superar problemas, mal comparado es como una empresa que se funda con ilusión y que con el tiempo tendrá que afrontar retos. ¿Cómo podrá soportar una crisis económica sin unas cuentas saneadas y un colchón económico? Las relaciones personales son iguales. Los ahorros son los recuerdos, las experiencias vividas, que te ayudarán a superar cualquier contrariedad. Sí, claro que todas las parejas tienen momentos buenos y momentos menos buenos, entonces son esos “ahorros” los que te dan de nuevo la ilusión para vencerlos. ¿Tenemos nosotros algún fondo de emergencia, tenemos algún ahorro emocional? ¿Cuál es nuestro último recuerdo que merece la pena ser recordado? Recuerdos como pareja, de esos que solo pueden ser de una pareja sentimental y no de unos simples amigos, ¡ay! porque de esos tampoco tenemos. ¿Cuándo fue la última vez que nos abrazamos, cuándo la última vez que disfrutamos de una velada, de una canción, de una película?. La respuesta pertenece más a esa capacidad de idealizar el pasado que a la memoria. Hace demasiado tiempo que no fabricamos un solo recuerdo que nos haga sonreír.

-Entonces,¿no hay solución?

-¿Solución?, claro que la hay. La vida sigue, no se detiene por nadie, pero no la continuaremos juntos. Seguir solo nos procurará más dolor, no te quiero pero tampoco te odio, aún no.



Tina´s Heart Shaped Boxes








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